Dado que servía para decorar iglesias y palacios, el arte de los Reinos Cristianos
es principalmente monástico y aristocrático y el estilo predominante es el
románico, el cual
representa una reacción al naturalismo clásico. La pintura románica
resalta por la ausencia de perspectiva. El dibujo y los colores planos
se yuxtaponen para crear intensos contrastes cromáticos. La figura central
recibe toda la
atención del artista y el fondo es liso. Sin embargo, a veces el arte románico se
asemeja al arte bizantino por su exceso de lujo y ornamentación. El estilo bizantino
se originó en Bizancio, también llamado el Imperio Romano Oriental,
y se caracteriza por sus imágenes religiosas (iconos)
ricamente (y excesivamente) decoradas.
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La pintura medieval cristiana
Pantocrátor (figura de Cristo bendiciendo) de la Iglesia de la Vera
Cruz, siglos XIII-XIV (Segovia, España)
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Mural de la última cena en la Iglesia de la Vera Cruz, siglos XIII-XIV (Segovia, España)
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Mural de Jesús y sus apóstoles en la Iglesia de la Vera Cruz, siglos XIII-XIV (Segovia, España)
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Retablo bizantino de la Iglesia de la Vera Cruz (Segovia, España)
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La escultura medieval cristiana
La escultura románica destaca por sus figuras que alcanzan una extrema
espiritualidad mientras la anatomía humana queda escondida tras los ricos ropajes que cubren el cuerpo.
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Figura de una virgen de madera tallada y pintada
Real Monasterio Santa María de Poblet (Poblet, España)
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Crucifijo de madera tallada y pintada
Iglesia de la Vera Cruz (Segovia, España)
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Crucifijo rodeado de la Virgen María y San José
Iglesia de la Magdalena (Zamora, España)
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